La causa de la pobreza

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En la causa abierta sobre la hambruna y la pobreza declaramos a la doctrina liberal culpable por insolidaria, rechazamos el socialismo por incompetente y condenamos a la casta política por corrupción y bandidaje.



La acción individual que descansa en el interés propio es la base de la formación de los precios que se realiza en el  libre mercado. Así lo entendió Adam Smith al referirse al crecimiento. La réplica es la acción colectiva para la defensa de los intereses comunes, fundamento del socialismo. Si la acción individual conduce, según Adam Smith, al enriquecimiento de las naciones, ¿será la acción colectiva, sino la causa de la pobreza, un impedimento para  el desarrollo, el bienestar y la riqueza? En mi opinión no lo parece. El socialismo no es la panacea de todos los abusos económicos que padece el ser humano, pero no solucionar es incompetencia no culpabilidad.

Adam Smith, filosofo-economista de finales del siglo XVIII vieja raíz de la ciencia económica en su versión más liberal parece ser el blanco de todos los dardos lanzados por progresistas, independientes, socialdemócratas y demás opositores antiliberales. La mano invisible, el laissez faire, la desregulación de los mercados, el interés egoísta; he ahí las causas profundas y principales de casi todas las crisis endémicas que nos empobrecen periódicamente. ¿Somos injustos con Adam Smith y toda la tradición liberal? Pregunta retorica. Lo cierto es que las crisis y su legado de pobreza son muy mucho un producto marginal de la dialéctica capitalista, la destrucción creativa, el darwinismo social y la ley del más fuerte.

Existen tres formas de gobierno: La anarquía o dictadura inestable, la dictadura estable y la democracia y aunque hubiera más daría lo mismo porque no es posible la acción económica sin la acción política, de modo que cualquiera de esas formas produce entropía económica. La aplicación de la teoría se deteriora por la interrelación con la política y surge un leviatán peligroso, un hibrido mutante a causa del elemento humano: La Política Económica.

La teoría diagnostica que el crecimiento económico surge de la acumulación de capital físico (fabricas, autopistas) de gastar el dinero para mejorar la condición del trabajo (educación) y de invertir en investigación e innovación (nuevas tecnologías) además en virtud de la ley de los rendimientos decrecientes es en los países pobres donde la inversión resulta más beneficiosa porque  los retornos son mayores. De acuerdo con este modelo debería resultar razonablemente sencillo a las naciones pobres enriquecerse, mejorar su bienestar y recortar distancias con respeto a las naciones ricas y ponerse a su nivel en un plazo razonable de tiempo. No hay que hacer un gran esfuerzo para comprender que algo no va bien en todas estas teorías y si bien es cierto que en algunos países emergentes, China. India Brasil, Corea del Sur y algún otro están creciendo a mayor velocidad que las potencias tradicionalmente desarrolladlas, también lo es que  toda el África subsahariana y multitud de pequeñas naciones de este pequeño planeta no consiguen salir de la miseria y permanecen de por siempre y constantemente atrasadas y empobrecidas.

La política económica la ponen en práctica los gobiernos, todo tipo de gobiernos cuyos incentivos pueden y suelen ser perversos. Tiranos de todo pelaje practican toda clase de corruptelas. Los saqueos están  a la orden del día. Los dictadores expolian sin freno y utilizan la corrupción a gran escala como vía alternativa a los impuestos que requieren control y un costo notable no siempre al alcance de un gobierno pobre, y aunque algunos dictadores, con vocación de permanencia, que expolian con más mesura y prudencia solo lo hacen por motivaciones malintencionadas a fin de alargar el proceso y el provechoso filón. Esta es, exprimiéndola a pocos renglones la tesis del economista usamericano Mancur Olson. La teoría del bandidaje gubernamental. Sobornos, corrupción, opresión y decadencia de las instituciones conduce a la pobreza extrema y continuada de la mayoría.

Tal estado de cosas también alcanza a los gobiernos democráticos, porque en definitiva sea cual sea la forma de ejercer el poder este es siempre una forma de apropiación. En democracia el poder lo ostenta la mayoría, pero eso no cambia las cosas. A largo plazo la teoría se vuelve diabólica y rigen los rendimientos crecientes; los ricos se hacen cada vez más ricos y el poder acumula más poder. Dado el estado actual de la conciencia humana. Visto el avance de la avaricia, que parece más imparable que nunca, el poder, en  cualquiera de sus manifestaciones, se convierte, hoy por hoy, en una forma de apropiación feroz y corrupta. La idea no es nueva, es simple y yo la tengo por cierta: La corrupción, nacida de la avaricia, es la causa de la pobreza y la hambruna en el mundo. O nos ponemos serios o costara siglos erradicarla.

 

Roberto Pérez Suárez